martes, 19 de enero de 2010

Perros, conejos, cobayas y la tortuga "Marina", bendecidos por San Antón.

Cada 17 de enero, los devotos de San Antonio Abad, o San Antón, acuden a la iglesia de El Salvador, en la capital vallisoletana, para que sus animales domésticos sean bendecidos por los sacerdotes de la parroquia, Aurelio García y Valentín Arribas.

Esta mañana, han sido los perros las mascotas mayoritarias en la ceremonia, algunos de ellos protegidos de la lluvia con abrigos color naranja, rosa con rombos, estilo falda escocesa, verde militar o, incluso, con capucha, dos coletas y un lazo rojo.

"Se ha asustado un poco y ha ido todo el rato con el rabo entre las piernas", ha comentado José Luis Poveda, dueño de la perra "Luna", que ha acudido a la bendición de San Antón desde el municipio vallisoletano de Olmos de Esgueva.

Otros, como Esther Cofreces y Luis Miguel García, conversaban a la puerta del templo, mientras sus canes, "Lucas" y "Tango", se olisqueaban, aunque se mostraban satisfechos porque "habían sido formales, a pesar de haberse asustado un poco con el barullo" que había en la parroquia, según ha reconocido García.

Con su conejo "Pompón" recostado entre sus brazos se ha presentado la niña Aroa, quien ha explicado que su mascota tenía algo más de un mes de vida, pues llegó a su casa el 31 de diciembre, horas antes del año nuevo.

"Ha estado llorando un poco, porque quería ir con los otros perros y le hemos tenido que sujetar, ha reconocido Yolanda Hernández sobre su perro de raza Yorkside, de dos años.
Aprovechando el acto, en la cola de la parroquia se ha presentado una señora con una bolsa roja, en la que se encontraban unas pastas que quería que el párroco le bendijese.

El rito de bendecir a los animales es una de las manifestaciones asociadas a la figura de San Antón que hoy en día siguen vivas, y que radican en la facultad de realizar prodigios que se le atribuyó a este santo egipcio, según ha explicado a EFE el director del Museo de Ferias de Medina del Campo (Valladolid), Antonio Sánchez.

Entre las costumbres "antoneras" que hoy en día perviven se encuentra la de "el marrano de San Antón", muy arraigada en lugares como La Alberca, en Salamanca, donde durante un tiempo determinado se deja a un cerdo pasear libremente por el pueblo mientras es cebado por los lugareños, a la espera de ser sorteado el 17 de enero.

Sacar en procesión al santo seguido de los animales, que los mozos den tres vueltas a una iglesia a lomos de las caballerías o la realización de carreras en los alrededores del templo son tradiciones propias de este día que se realizan para proteger a los animales, bien sean de labor, de rebaño o domésticos, y ahuyentar del fuego los establos, pocilgas y cuadras, ha incidido Sánchez.

Debido a la lluvia, en la ceremonia de hoy en Valladolid no se ha podido cumplir el deseo de uno de los sacerdotes de la parroquia, Valentín García, quien esperaba que este año el acto se celebrara en un tablado en el exterior y no dentro.

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