lunes, 6 de julio de 2009

Una vida de lujo para el mejor amigo del hombre.

Algunas mascotas de los EE. UU. les darían envidia a nuestros pichichos.

Miembros irreemplazables de la familia, los perros estadounidenses son la envidia de sus pares argentinos. Mientras éstos se alimentan de comida empaquetada, duermen a la intemperie y pasean atados con una correa, los de Los Angeles disfrutan de dulces exquisitos, corren en parques diseñados para ellos y duermen en camas mullidas. Y en ocasiones especiales, sus dueños los agasajan con fiestas y comidas dignas de un gran señor.
Cosas del Primer Mundo, pensarán algunos.
Pero ninguno de estos excesos llama la atención en esta tierra que aun en plena crisis mantiene rasgos de abundancia, repleta de amos devotos dispuestos a malcriar a perros (y también a gatos) hasta el extremo.
"Las mascotas se han convertido en un familiar más. Para la mayoría de la gente son como hijos", dice Mark Bodnar, dueño en Los Angeles de dos locales de la franquicia The Three Dog Bakery, panadería para perros fundada en 1989 y colmo de la veneración canina.
En sus locales, repartidos por Estados Unidos, Japón y Hong Kong, el comprador puede elegir entre decenas de delicatessen: rosquillas de crema de maní, huesos de canela y miel, trufas de coco, brownies, pretzels, arrollados, pastelitos y otros bocaditos horneados para consentir a estos seres de cuatro patas.
Las recetas, creaciones de un chef a partir de ingredientes naturales, no incluyen azúcar ni sal y por ese motivo, explica Kate, una simpática vendedora, "son el paraíso de los diabéticos". Ante la sorpresa de algún curioso, incrédulo de que personas y animales puedan compartir la misma dieta, Bodnar argumenta: "No le daría a mi perro nada que yo no estuviera dispuesto a comer".
The Three Dog Bakery nació de la mano de Mark Beckloff y Dan Dye. Inspirados por el cariño hacia sus mascotas Dotti, Sarah y Gracie, cuyos retratos en tamaño gigante presiden cada establecimiento, estos jóvenes empresarios decidieron apostar por un emprendimiento que ofreciera productos sanos y nutritivos para perros. Hoy también venden golosinas, alimento balanceado, ropa y accesorios. Agasajos caninos
Yasmin Waskow vive también en Los Angeles, donde dirige la empresa Shazdehs Party Planning, dedicada a la organización de eventos para perros. Amante confesa de los animales, Waskow trabajó durante años para la industria del entretenimiento, hasta que hace tres meses dijo basta y cambió "el egocentrismo de las estrellas por la lealtad de los perros".
"Daría mi vida por ellos", admite, y describe con entusiasmo los servicios personalizados de su negocio, dirigido a los dueños deseosos de invertir fortunas en Bar Mitzvah, fiestas de cumpleaños o comidas de Navidad caninas (¡!). Para estos agasajos, Waskow y sus socias aportan globos, música, películas, payasos, platos, tazas y cubiertos, mozos, personal de limpieza, fotógrafos y cualquier otro elemento necesario para enriquecer la experiencia, sin duda más placentera para el amo que para el animal.
"La última fiesta que organizamos fue de estilo mexicano. Los dueños contrataron una banda de mariachis y la comida tenía forma de tacos y burritos", explica Waskow, que por este banquete cobró la exorbitante cifra de 11.000 dólares.
Tan importante como la alimentación o el ocio es la actividad física. En esta ciudad, muchos dueños eligen los dog parks, único lugar donde los canes pueden correr libremente. Algunos de estos parques cuentan con áreas separadas para perros grandes y chicos, y están equipados con bebederos y palas para levantar los excrementos. Los dueños disponen de asientos y carpas, donde pueden conversar cómodamente. Lujo y confort
Pero el bienestar animal no termina ahí. Cuando salen de viaje, los más obsesivos mandan a sus mascotas a hoteles cinco estrellas para perros. Un buen ejemplo es el D Pet Hotels de Hollywood, hotel de lujo de 4000 metros cuadrados que incluye espacios de recreo con juegos, spa, suites con camas queen size y plasmas, y una boutique que ofrece collares y correas con piedras incrustadas.
Las habitaciones cuestan entre 65 y 110 dólares la noche, y una sesión completa de spa, con servicio de baño, peluquería, masaje, pintura de uñas y limpieza de dientes, 200.
Bryan Cole defiende el trato que se les da. "Los perros en Los Angeles son como personas. Duermen en la cama con sus dueños y miran la televisión con ellos. D Pet Hotels busca recrear esa atmósfera para que las mascotas se sientan como en casa."

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